Marcará Omega el tiempo en los Juegos Olímpicos de París

Dotados de puntual precisión y con la última tecnología aplicada a cronómetros que en su marcha liberan la medición de un tiempo triunfal, los nuevos relojes Omega sorprenden por su mezcla de quehacer artesanal y alta tecnología. 

Pero también, con 32 años de experiencia registrando el sueño de los mejores atletas del mundo, Omega es la marca oficial de los Juegos Olímpicos París 2024, una vez más.

Por ello, la marca suiza reinterpreta algunos de sus diseños distinguidos, explicó Nino Aloisi, director de la marca para Latinoamérica.

«Omega vive un tiempo de lanzamientos emblemáticos. No sólo nos distinguimos por buscar la estética en tema de diseño. Nuestra búsqueda está enfocada en crear piezas de arte dotadas de un gran avance tecnológico», afirmó el director, ante el público reunido en el hotel Sofitel Mexico City.

«En Omega adelantamos el paso, nuestro gran deseo es perfeccionar el tiempo», agregó Aloisi después, en entrevista, mostrando cronómetros que destacan por su riqueza de materiales y lecturas de actualidad.

Un ejemplo de ellos es el Omega Seamaster Diver 300m, el reloj que, enmarcado en un bisel de oro de 18 quilates, se convertirá en el cronómetro oficial de los Juegos Olímpicos.

Su caja de 42 milímetros fabricada en acero noble, su aguja central y su brazalete intercambiable por una correa de caucho de ajuste ergonómico fueron características que presumió con orgullo el director en el lanzamiento de esta joya de fabricación limitada.

«Además de diseños que marcan un tiempo de actualidad, contamos con un basto legado de historias que desde 1848 evolucionan demostrando continuidad», comentó.

En la presentación destacó la voz de Gregory Kissling, director responsable de los productos Omega.

Mencionado por Aloisi por sus aportaciones y quehacer detallado en la fabricación de estas joyas del tiempo, Kissling señaló una de las razones fundamentales de su visita al País.

«En Omega siempre vamos por la medalla de oro. En nuestro ADN llevamos el deseo de crear relojes que no sólo son bellos. En nuestra búsqueda de la precisión llevamos el objetivo de evolucionar con éxito. Nuestro legado es profundo, contamos con una marca que desde 1848 destaca por su precisión y continuidad», sostuvo Kissling.

La evolución 

Un solo maestro relojero suizo llegó a Los Ángeles en 1932, con 30 cronógrafos de ratrapante. Hoy, un equipo de profesionales de cronometraje está apoyado por hasta 450 toneladas de material, pero el objetivo sigue siendo el mismo: proporcionar una medición perfecta a los mejores competidores del mundo.